Francisco Tamarit: “Latinoamérica debe tener agenda propia en educación superior”. // LA VOZ DEL INTERIOR. Córdoba.

Publicado el 02 DE JUNIO, 2018

El exrector de la UNC es el coordinador de la Tercera Conferencia Regional de Educación Superior, que se reunirá en Córdoba. Propone alcanzar una mayor articulación entre las universidades de la región.

América latina adolece de mecanismos cooperativos entre las universidades de la región. Necesita tener una agenda propia en educación superior, que atienda a las demandas de sus sociedades, pues es enorme la deuda que las universidades latinoamericanas tienen con ellas.

En estos días de celebración del Centenario de la Reforma de 1918, Francisco Tamarit, el más reciente de los exrectores de la Universidad Nacional de Córdoba, asume un rol decisivo en una trascendente reunión internacional que tendrá a Córdoba como escenario: es coordinador general de la Tercera Conferencia Regional de Educación Superior (Cres).

La Cres definirá el plan de acción que llevarán adelante los países de la región para la Conferencia Mundial de Educación Superior que se realizará el año próximo en París, Francia, y será la tercera luego de los capítulos de 1998 y 2009.

–¿Cuál es el concepto compartido con el que se llega a esta Conferencia?

–Antes que hablar sobre las deudas que pueda tener la sociedad con la universidad, se trata de hacerlo acerca de la deuda que la universidad tiene con la sociedad en América latina. Y es enorme. Por eso, es necesario trazar objetivos regionales, lo que no significa aislarse del mundo y abandonar otras formas de cooperación interregional. Es decir, no se trata de plantear un mismo sistema todos, pero sí de alcanzar articulación.

–Esa deuda de la que habla apunta a las universidades y sus posibilidades de acción sobre la realidad social.

–Los problemas de la integración son comunes a todos los países. La marginación, la violencia, la injusticia social, la falta de respeto a la diversidad cultural, la falta de desarrollo humano en diversas regiones, las grandes minorías que están marginadas de la calidad de vida, tienen que ser tratados por todas las universidades de un modo compartido. En definitiva, tienen que ser los lugares donde las sociedades se sueñan, se imaginan y encuentran las respuestas a los problemas.

–¿Y cómo se expresa la desarticulación entre universidades?

–Hoy hay muy poca cooperación científica, poca movilidad de profesores y estudiantes y es muy difícil el reconocimiento de títulos entre los diferentes países. Todo eso representa un gran obstáculo.

–¿A qué cree que obedece?–Son muchos los factores y de múltiples dimensiones. Por empezar, a lo largo de la historia los estados, a través de sus gobiernos, no han entendido el valor estratégico de generar un sistema de producción del conocimiento. Esto se ha vuelto aún más acuciante en las últimas décadas, ya que el conocimiento se ha convertido sin dudas en el principal valor para dar calidad y buen vivir a las sociedades.

–¿Esa desarticulación parte de las mismas dificultades que ha tenido la región para integrarse política y económicamente?

–Eso es materia de historiadores y sociólogos. Pero sin duda tiene que ver con que no terminamos de entender el valor del conocimiento. Muchas veces se limita a pensar la universidad como formadora de recursos humanos y se olvida que tiene un rol más importante. Casi todo lo que nos rodea, desde un celular hasta las tecnologías sociales, ha salido de las casas de estudios. Si se mira lo que hicieron en Estados Unidos o en Europa, donde acompañaron las grandes decisiones del Estado, se puede ver el rol que no se ha cumplido en la región.

–La concepción europea con la que fueron creadas y la relación con ese continente de algún modo las sigue marcando.

–Hubo una renovación importante en la posguerra, cuando se empezaron a desarrollar agencias de ciencia y tecnología. Pero estas atendían a una creencia según la cual las universidades de América latina ponían los recursos y las soluciones venían del norte. Entonces se generaron sistemas muy vinculados con la relación norte-sur. América latina tiene que tener su propia agenda, no puede seguir pasando que la fijen otras naciones. Una agenda que permita atender a las demandas de su sociedad.

“La educación no es un bien transable, sino estratégico”

–¿Qué acechanzas afronta la educación superior en el continente en su condición pública?

–Desde los años ’80 hay una presión muy grande de algunos países y organismos multilaterales para que la educación superior deje de ser financiada por el sector público. Esto no ha tenido mucha cabida en la región, aunque hubo épocas en las que los gobiernos actuaron más en consonancia con esta mirada. Pero sobre todo a partir de la creación de la Organización Mundial de Comercio (OMC), en 1995, se intenta considerar a la educación superior como un bien transable, mercantilizarla. Es necesario que la comunidad educativa comparta con la sociedad estos peligros. No es sólo una cuestión defensiva; hay que entender que ante una situación de atraso y marginación, la educación superior se vuelve un bien estratégico. Y esto está bien lejos de ser un comercio.

Una semana de debate regional

Encuentro. La Tercera Conferencia Regional de Educación Superior de América Latina y el Caribe (Cres) se concretará desde el próximo lunes 11 al viernes 15 y reunirá a rectores, directores, académicos, trabajadores, estudiantes, redes, asociaciones profesionales, centros de investigaciones, sindicatos, organizaciones gubernamentales y no gubernamentales.

Sede. Es organizada por la Unesco, la Universidad Nacional de Córdoba, el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) y la Secretaría de Políticas Universitarias del Ministerio de Educación de Argentina. El Centenario de la Reforma Universitaria fue un argumento decisivo a la hora de señalar a Córdoba como sede.

Coordinador. Francisco Tamarit –que, por otra parte, es director del Conicet

– lleva adelante la coordinación entre esas entidades y ha recorrido la región asistiendo a congresos preparatorios.Edición ImpresaEl texto original de este artículo fue publicado el 02/06/2018 en nuestra edición impresa. Ingrese a la edición pdf para leerlo igual que en el papel.


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Declaración final